LAS HIJAS DEL CARDENAL EN: DEMOCRACIAS AL SEÑOR.


¡Nana, vida! ¡Ay, mamá por Dios!
Perdonaras ausencia y que no he mandado carta, pero no había ido al teatro. Trabajo pues es que he tenido. Mero me salió un lavar ajeno. Y acá no es como allá en el pueblo que vamos ojo de agua a lavar enagua. ¡No, nana! Acá tienen un aparato que mero lava ropa. Metes ropa, picas botón y aparato lava ropa. Ya luego nomás la tiendes para que sol seque. Pero dice patrona que va comprar aparato que metes ropa, picas botón y aparato seca ropa. Ya aparato lava y luego aparato seca. Ya no vamos usar sol. Miedo agarró mi cuero. No sea que vayan a comprar aparato que picas botón y hace lo que hace Teca. ¿Y luego? ¿De qué trabajo? Miedo agarró mi cuero. Porque yo nomás voy, separo ropa y meto aparato. Aparato hace todo y encima pagan Teca. Ya le puse veladora a San Miguel para que patrona no se dé cuenta que sólo le gusta gastar su dinero.
Pero mero voy contarte, pues obra que fui a ver. Es producción de Dharma producciones y Miroarte teatro y mero tiene así su nombre:
Las hijas del Cardenal en: Democracias al señor.
Actuada está por dos actores que Miguel Romero y Rodrigo Ostap llama su nombre. Miguel es más conocido por ese programa de locas que gustaba al Juancho, ése de la televisión de paga donde salía ese mujer poeta que Pita Amor es que se llama. Ah, pues Miguel mero hacía Pita Amor y aparte de la televisión tiene una larga trayectoria en teatro. Rodrigo ha hecho más cine y teatro, salió Amores perros y salió Crónicas chilangas. Nana, si hasta Diosa de plata lo nominaron. Que es como el Premio TvyNovelas que vemos la tele comiendo huevo de tortuga y tomando la cartona, pero Diosa de plata es premio de cine, pues. Y bueno, que se juntaron los dos y junto con directora que Blanca Salces llama su nombre, mero hicieron su obra en trabajo colectivo, le dicen. Que entre todos lo hicieron pues, así como cuando la fiesta de San Vicente que le entra todo el pueblo, mero, para que entiendas.
La obra trata de dos medias hermanas que Refugio de los pecadores y Consuelo de los afligidos es que llaman. Son hijas mero del finado cardenal Posadas, nomás que una es hija de mujer rica y la otra es hija de la chacha. Si ya te dije que los curas bien que tienen familia, eso que decía el Padre Vicente de que eran sus sobrinos los hijos de la catequista… yo no me lo tragué nunca que el Pillo bien que tenía dos remolinotes en la cabeza igual que el Padre Vicente. Y pues estas hijas de su padre que desde bien chiquitas estuvieron metidas en el medio del arte, la farándula y la política. Que pal caso es lo mismo, ya ves este chulito que casó la Gaviota haciendo pacto entre medio artista y pedio político. Mero como Sasha Montenegro, la Gaviota. Y así, estas dos hermanitas, bueno… medias hermanitas, decidieron salir de su largo anonimato con motivo de las fiestas del Bicentenario. Se juntaron para cantar otra vez como los dúos de antaño, esos que escuchaba mamá Nata cuando bordaba o que ponían en el aparato de sonido entre anuncio y anuncio. Hablando de aparato, fueras poner anuncio y dijeras a mi comadre Enedina que no voy regresar pronto porque ya tengo trabajo acá. Hasta que no inventen aparato que separe la ropa y pique botón para que otro aparato lave y otro seque, por acá me voy a quedar.
Regreso a lo que estaba. La obra es teatro de cabaret y una declarada sátira a la política, el medio partidista y la sociedad. Su boca habla mucho chiste de político con frases o acciones principalmente de priístas. Lo único malo es que si no estás muy enterada de la política o eres como yo, que no me interesa ese medio, hay chistes en los que te quedas fuera. Yo mero unos que no entendí pero que la gente se reía. Y luego decía yo… será de verdad que soy muy bruta y estoy poco enterada y estos sí que saben o nomás se ríen para no quedar mal e intentar demostrar que algo saben… No sé, nana. Pero sí varios momentos sacaron carcajada mi boca. Aplaudía yo. Ya ves cómo reímos allá en el rumbo que chulo sale la carcajada y chulo aplaude la mano. Acá la gente es muy posona. Se ríe como intelectual al inicio, ya a luego se suelta.
Bueno, la cosa es que la obra podría llegar a ser un poco esotérica (nomás pa´ los que saben de lo que se está hablando, pues, pa´ que me entiendas). Lo que ayuda es que todo el hilo político se une a la historia de estas medias hermanas, sus problemas personales y su analogía con la sociedad. Ambas ellas forman un binomio Pueblo – clase gobernante que deja ver muchos de los problemas en los que nos encontramos actualmente. Por nuestra culpa. Propia. De nosotros nomás.
¿Y si son actores porqué salen de mujeres? Pues porque les gusta vestirse, seguro. Si la putería es mucha en el mundo, no nomás en el pueblo. Qué nos va a asustar a nosotras que ya ves allá en el pueblo, tiras una piedra en la calle y le pegas a un cuche o a un muxe. Pero lo que me gusta de estos es que no andan como todas las locas pues, que puro como las artistas de la televisión quieren ser, la Britney, la Thalía, la Paulina, la Gaga… Gaga… Ay, nana, risa salió mi boca. La Gaga… Ridícula mujer. Bueno, sigo. Estos visten como cantantes mexicanas de esas de antaño y cantan canciones mexicanas. Con su tijereadita a la letra acorde a la intención política de todo el espectáculo. Yo mero les quería hacer coros porque ya ves cuando cantábamos en el orfeón, pero como cambiaron unas letras, mejor callé mi boca no fuera yo quedar en mal.
Y entre crítica social, crítica política, problemas filiales, bueno… “medio” filiales y harto traje folclórico, se desarrolla una obra que paso ahora a hablar un poco de los resultados. Pararas oreja o abrieras bien el ojo, que fui un taller de crítica allá Programa de Formación Continua en Centro Cultural del Bosque y ya sé decir dominguerías que hacen ver profesional mi discurso. Agárrate de algo que vas caer de nalgas con mi palabra.
El texto está a cargo de los actores y la directora. Es ágil, divertido y hace crítica al sistema político en el que estamos metidos, como te dije, comadre, corre el riesgo de ser un poco esotérico. Le ayuda mucho la línea de relación de las hermanas y el conflicto en que se encuentran a partir de sus roles y la inconformidad que tiene una de ellas.  La metáfora social bien podrían pulirla así como varios momentos de la relación y aprovechar más a las hermanas y lo que se produce entre ellas fuera de la referencia política. Ya que la “crítica” que se hace al sistema no es nada novedosa pero cobra sentido en la forma.
Las actuaciones son muy buenas. Chulo hacen su trabajo estos muchachos. Más que ver a dos hombres vestidos de mujer como meros travesties, uno se acerca más a ver a dos mujeres venidas a menos, viejas, medio bizarras y que terminan por provocar ternura ante tanta tontería que dice su boca y hace su cuerpo. Por momentos abuzan del chiste físico (caras y movimientos hechos específicamente para provocar la risa y que no siempre lo consiguen) y gags que no caen. Tal vez por la repetición de funciones, han perdido frescura. Pero en general, de parte de los actores, es un buen trabajo el que hacen. Lo único, no esperes ver grandes cantantes, que no lo son, pero eso no importa porque su no muy buen cantar queda acorde a todo el espectáculo. Si en verdad cantaran chulo nomás no funcionaría.
La dirección me queda a deber. Hay mucho movimiento por movimiento. Desplazamientos injustificados que quedan en “ahora voy para acá, ahora voy para allá, ahora me regreso por aquí, ahora me lanzo para allá”. Se siente una como en el tianguis del Conzatti que te mandan de un lado para otro y sin avisar y una no entiende qué es lo que pasa. Y entre el taconazo (que usan unas zapatillas de 15 cm. Van tronchar su pie estos muchachos, pensé yo, pero no, nada. Bien que manejan el tacón de aguja. Y una en las velas sufriendo por no llevar huarache, y estos… envidia sacaron mi cuerpo, coraje agarró mi ojo). Y bueno, entre el taconazo, entre lo que dicen y entre tanto movimiento, termina produciéndose ruido. Y todo lo que hace ruido termina por romperse.
La escenografía es sencilla pero efectiva y estuvo a cargo de Patricia Yáñez. Lo único que me dejó mal sabor de la escenografía fue un huacalito que saca una de ellas (la que representa al pueblo) que es como su camerino y que no funciona para el propósito. Queda simple y corto.
El vestuario fue diseñado por Romero y Ostap y usa muchos elementos de los trajes típicos mexicanos con algunas variaciones que le dan un aire folclórico a la obra. Sólo me quedé con ganas de que lo jugaran un poco más. Que eso me pasa muchas veces con el vestuario de las obras, que quedan como “la ropa” que lleva el personaje ese día pero poco juego se le da ya en el montaje.
La producción está a cargo de Juan Carlos Saavedra y es muy divertido verlo correr de un lado a otro del escenario para hacer lo que tiene que hacer. Más que su corrido es harto chistoso. Así de no quiero que me vean pero en ese no querer que se le vea es cuando más se le ve. Mucho me reía con él al verlo. Si lo integraran como un personaje más de la obra y tuviera sus momentos propios, estaría muy bien.
Lo mismo pasa con Anabel Saavedra. Ella empieza la obra como una indita llamaba Brigitte que vende palomitas antes de empezar la obra. Va calentando al público y ya iniciado el show va y se esconde. Si integraran este personaje a toda la obra sería mucho más aprovechado y le daría más riqueza que sólo sirviendo como “telonera”. Yo lo digo también porque una a luego se identifica. Me vi a mí misma vendiendo mi garnacha allá en el baile y que ya que comieron, a luego se olvidan de ti y te dejan perdida detrás del anafre viendo borbotear el aceite caliente mientras el pie está marcando el ritmo del son calenda esperando te saquen bailar en lugar de pedirte tres órdenes de garnacha con bastante col en vinagre y salsa de chile costeño. Y la carne, bien escurridita.
La música son canciones mexicanas como Atlocomulco, Hipócrita, ¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano?, entre otras, con arreglos para integrar el discurso político. Y sobre lo político, cosa que me parece muy buena, las hijas del cardenal son abiertamente priístas, sin embargo, la obra no es partidista para nada. Al contrario, pone las cartas sobre la mesa para que cada espectador haga sus conclusiones y nada más. Yo las apoyo, ya ves que allá en la Ismo bien priístas que somos y como dicen ellas: “acá todo sigue igual como cuando estabas tú”.
Con esta obra se han presentado en diversos lugares como El Vicio, teatro Julio Prieto y este fin de semana terminaron temporada en el foro A Poco No. Sin embargo, para quien no las ha visto, bien vale la pena que tenga su ojo pendiente de su regreso ya que amenazan con seguirse presentado hasta que el gobierno termine de hacer las obras que prometió para los festejos del Bicentenario, lo que nos da unos dos años más de presentaciones.
En conclusión: el texto pueden pulirlo y afinarlo, las actuaciones son muy buenas, la dirección falla en la justificación, la escenografía es sencilla pero efectiva, el vestuario está muy bien pero no muy jugado y vale la pena integrar como parte de la obra al productor y la telonera. Es un trabajo para pasar un buen momento y de paso, quedarse con tarea para pensar un poco sobre lo que ya todo mundo dice pero que nadie hace.
Las hijas del Cardenal es un buen trabajo sobre lo que somos como nación. Si se es un amargado que no le gusta reír, no le gusta pensar y no le gusta ver joterías, mejor no ir a verlas.
Y así, comadre. Ya se siente bien mi espíritu de que por fin regresé ver teatro. Feo estaba mi carácter de que nomás no podía. Larga mi cara, fruncido mi ceño. Yo por eso soy feliz acá, porque hay mucho de harto para ver. A lo mejor ya ni regreso al pueblo. Voy juntar dinero para mandarte y pongas mi ofrenda ora día de muertos, no sea que no vaya yo, lleguen mis difuntos y nada encuentren, ni un vaso de agua o una cartona bien fría y luego anden jalando mis pies nomás de puro desquite. Ya un mes que falta, comadre. Si a estas horas ya debería yo estar tostando mi chile, mi ajonjolí, la almendra, todo pues para mi mole y mírame acá, en la capital picando botones para lavar ropa de este señora que floja es, ni su calzón lava. Todo me lo da a mí.
Voy apurar que se está nublando y no sea que se me moje la ropa sin que se seque. Te dejo, comadre. Mando beso y saludas mi Juancho. Dile que dé de comer a los pollos y eche agua mis plantas. Haga tarea y no dé problemas. Yo a luego lo veo pero siempre lo pienso.
Atentamente:
Tu comadre “La Teca”.

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