Texto y dir: Alberto Villarreal
¡Ánima bendita del
purgatorio, ruega por ella!
¡Nana vida, quintuchi María!
Comadre que te mando otro carta que te prometí. Ora te voy contar otro obra
pero antes voy contar cuento de mi persona. No sé cosa cayó mi ojo que no pude
cerrar toda la noche. Así lo tenía, abierto. Cerraba y nada que quedaba
cerrado. ¡Pum! Abría de nuevo. Así lo tuve toda la noche. ¿Cosa será ese
insomnio que le dicen? O será verás te cuento, yo creo es por susto que cayó mi
cuero. Vieras que vino señora comprar garnacha, de esas señoras que muy de las
de acá, presumido su ceño, su nariz levantado. ¿Son higiénicas? Me dice. No,
nana, le digo, son garnachas. Y venía su hija que mero su mismo cara que la
señora tenía, por eso digo que era su hija. Pero vieras feu su modo de las dos.
Ora se pone hablar por ese su celular la chamaca y puro grosería salía su boca.
Puro hablando mal Salinacruz. Si no gusta, que se vaya, digo yo. Ora me dieron
ganas agarrarla de su pelo y darle buena zarandeada. Pero vas a ver, chistoso
su pelo que lo tiene cortado de un lado y del otro lo tiene largo y a luego
escurrido frente su cara. Creo fue peluquería y no quiso pagar completo que nomás
le cortaron la mitad. Ridícula mujer. Dejara largo, bonito y pusiera trenza su
cabeza. Pero no es pelo lo que me asustó, es mero su palabra y cosa decía. Ay,
señor, marra su boca, pensaba yo, que suelta la tenía. Como la lengua es de
carne… Ay, nana esa boca, señor, esa boca… Dios me libre, María Santísima, lépera
mero, con vida y alma estaba insultando, ni freno tiene su boca de esa mujer,
xha manita, admirada me quedé y ella ni pena, xha. Ganas me dieron decirle:
cuando te mueras te van a envolver en tu lengua, por habladora y un metro va
salir tu lengua todavía y no lo vas a poder recoger. Mejor apuré dar garnacha y
ya se fueron. Así, mi ojo, así mi cara. Yo creo que ya de ahí se quedó abierto
mi ojo y no quiso cerrar.
Pero ya, nana vida, mejor
dejo eso y te voy contar de obra que vi hace tiempo y mero te voy hablar de
recuerdo, no de que acabo de ver.
Ensayo sobre débiles, es que
tiene su nombre.
Obra fue hecha con apoyo del
CONACULTA a traves del FONCA y el Centro Cultural Helénico en colaboración con
el Royal Court Theatre. Producida está por Artillería Producciones y mero está
escrita y dirigida por Alberto Villarreal. Éste vieras es dramaturgo y director
de los que todavía se le puede decir jóvenes, nana vida. No que luego este
medio del arte tiene 45 años su pellejo y le siguen diciendo jóvenes. Cosa pasa
su cabeza. Pues te digo que es joven y de ser una joven promesa ora se puede
decir que es un confirmada realidad. Yo, la verdad, es que gusto agarró mi ojo
y mi cuero de ver este obra porque ya antes había visto obra misma de él; hace
años, pues, cuando vine DF tramitar mi VISA para irme de mojada allá Estados
Unidos y me dijo policía de la entrada (que era paisano mero hijo de la Natividad) que para irme de mojada no necesitaba
VISA. Ora me tuve que devolver al pueblo pero antes pasé al teatro y vi un par
de cosas de él, pero llamaba mi atención la falta de mesura. Era como mucha
genialidá desmedida, una cosa tras otra, tras otra, tras otra y tras otra que
terminaban haciendo olvidar las anteriores y a luego mi cerebro decía: sí, está
muy bueno pero… ¿y? Acababa empachando, xha mamá. Mero como cuando comes ciento de huevo de tortuga con kilo de puré de papa con mostaza y dos cartonas. Ora este que vi, agarró gusto
porque si algo tiene, nana vida, es equilibrio, es mesura y permite disfrutar
cosa que uno está viendo. Mero como comer garnacha.
La obra, verás, es
interactiva. Cosa que voy explicar porque esa vez fui con una paisana y una
comadre de ella y la comadre no quiso entrar por esto pues de que la obra es
interactiva. Ella una vez la pasaron al frente, al escenario, pues, en una obra
interactiva y desde entonces cayó trauma su cuero y nunca más quiso volver
teatro. Obra es interactiva porque pide participación del público para decidir
a cuál de los personajes expulsan del escenario, a cuál le avientan jitomates y
por último a cuál de ellos lo sientan en butaca. Uno decide mero conforme lo
que va viendo en la obra y la empatía que vaya garrando con el personaje. No
tienes que hacer más que eso y lo hace quien gusta. La primera vez, pocos se
animan pero ya las siguientes veces uno le entra contento, pues. Yo mero me
quería parar y aventarle jitomates, no sólo votar. Ya ves que buena puntería
tengo de tanto aventar piedra los cuches que se andan paseando en la calle. Yo
no sé por qué no me llevan las olimpiadas a lanzamiento de piedra, nana vida,
Medalla traería. Si trajera medalla, mero la voy usar para hacer ahogador.
Sigo con la obra. Algo que
gustó, pues, es eso que le vi equilibrio y mesura, tanto en los diálogos como en el
contenido, en la duración, en la “particularidad” o “rareza” de los personajes,
en las imágenes evocadas y en las imágenes puestas en escena. Creo que este
muchacho Alberto su nombre, es alguien con un estilo muy propio, tanto en la
escritura como en la dirección. Ves trabajo suyo y sabes que es de Alberto
Villarreal. Por la forma, por el tipo de contenidos, por la manera de tratar
los contenidos en el texto y en el escenario, el tipo de diálogos… Tiene un
estilo, vaya. En la obra hay imágenes muy poderosas, muy poéticas, dirían unos;
los personajes son entrañables en su rareza y a pesar de la variabilidad de
elementos que tienen en escena y la simultaneidad en las acciones, es muy
limpia.
Ya sabes que yo pleito tengo
con esas obras que se para personaje ante el público y se pone a hablar nomás
porque sí, y habla y habla y habla y ganas dan de ir por albañil a que le
construya su cuarta pared. Este obra es completamente frontal, pero hay una
convención pactada entre el público y la obra que se da en automático y por la
naturaleza misma de los contenidos (confesiones constantes de los
actores-personajes) uno entiende por qué es que es así. ¿Cosa tendrá ese teatro
contemporáneo que sólo por ser contemporáneo se resuelve con la frontalidad
total, una mesa, dos sillas y una lámpara?
Los personajes resultan
atractivos por su rareza, mero como los muxes allá en la ismo. Son una especie
de mezcla entre personaje y actor, lo mismo que pasa con la obra, que se vuelve
una especie de mezcla entre la “realidad” de lo que está ocurriendo en ese
preciso momento en el foro y la “ficción” que se está construyendo, lo que
permite al público reconocerse como público y formar parte de la obra y
reconocer en el actor al actor y al personaje. Lo que tiene a la expectativa de
qué va a ocurrir, pero al mismo tiempo, una sabe que eso ya está armado, ya está
ensayado, ya está hecho y puesto para. Pero caminar por esa delgada línea es al
final tan rico como caminar por la vía del tren sabiendo que éste ya viene, xha
manita. Ora quiero ir de nuevo a ver qué pasa cuando las decisiones que se toman son distintas a las que se tomaron cuando yo fui ver la obra.
Lo actores son
Mario Balandra, Regina Flores Ribot, Soraya Barraza, Rodolfo Blanco y Rubén
Cristiany (alterna funciones Raúl Villegas pero él no lo vi yo). Creo por primera vez que te escribo carta no voy hablar cada uno de
ellos, voy hablar en general. Todos muy bien. Para pararse y aplaudirles. El
trabajo de cada uno y en conjunto es de lo mejor. Lo único que uno lamenta es
que el personaje de Regina Flores no esté más tiempo. Pero al final una ve que
ya es así. Entre sacarla a ella o sacar a Ruben Cristiany, obvio que se le
sacará a Regina, el viejito da más pena. Yo, la verdad, voté que sacaran
viejito porque mero soy jodida.
La iluminación, bien. La
escenografía, bien. Todo ayuda a construir espacios, ambientes, atmósferas…
Bonito que es esto. No te puedo dar nombres, xha mamá, que no me dieron
programa de mano y no sé quién más está en el equipo.
En lo único que sí no quedé
contenta con la obra es mero con el final, nana vida. Vieras que los
actores-personajes se sientan frente al público, hacen cada uno una confesión e
invitan al público a que hagan alguna confesión. Y la gente al inicio le da
pena, pero en cuanto se sueltan empiezan como aguacero. Y no, nana vida. Yo será
que estoy amargada pero no, mujer. Eso sí no gusta Teca. Parece mero como final
de retiro juvenil de esos a los que nos llevaba el padre Nacho y se ponían los
chillones al final a decir que su vida había cambiado, que se reconocían como
incompletos, sufridores, débiles, que si todos somos amigos, que si vamos a
vernos después y ahí van sacando sus sufrimientos. Yo esta parte sí que me quería
salir, la verdad. Cosa que mi cuero no aguanta. Entiendo el porqué desde esto
de reconocerse como débiles uno mismo como público y parte del hecho escénico,
pero en todo caso, de haber dicho algo, lo que habría dicho es: “yo reconozco
que soy una jodida y disfruté enormemente la obra hasta que llegamos a este
punto y me la están cagando”. ¡Jesús! ¡Cosa salió mi boca! ¿Será que ese
chamaca que vino con su mamá me contagió mero como la fiebre aviar? Pero bueno,
el punto es ése, que la verdad, esa forma de acabar me resulta de retiro
juvenil y me queda débil ante lo bueno de la obra.
Yo vi en ese Centro Cultural
del Bosque (no Memo del Bosque, nana), pero eso fue hace tiempo. Ora me voy
enterando que fueron seleccionados para la Muestra Nacional de Teatro en San
Luis Potosí, que se van a Brasil y que además fueron seleccionados para tener
temporada próxima en el Centro Cultural Helénico. Vieras de ir, nana vida que vale la
pena este trabajo. No es una obra convencional, manita, pero es obra que
disfrutas, conectas y recuerdas tiempo después. Si vas Brasil a verlos, me llevas. O
mero traes brasileño en ese sunga que le llaman.
Bueno, xha manita, ya te
escribí carta ora voy dejarte que estoy mero como burro lechero, cabecea y
cabecea, así largo mi cara, profundo mi ojera, y con la calor que mira que se está poniendo bruta que ya siento nomás
cómo me suda todo, mejor voy ir recostar la hamaca a ver si baja el sueño mi
cara o voy decir ese Juancho que vaya por cartona, pues. Tengo unos tamales de
iguana que pasó vendiendo paisana que voy probar a ver si está bueno. Antojo agarró mi boca.
Vas cuidar, comadre y yo te
voy mandar beso tronado.
Atentamente:
Tu comadre “La Teca”.
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