Dramaturgia: Paco Reyes
Dirección: Juan Carlos Saavedra
¡Madre mía de la caridá! ¡Virgen
santísima al pie del madero de la cruz de nuestro señor de Nazareth de por allá
de las arabias!
Como dice la canción: ya llegué
de donde andaba. Una no puede decir que tiene tiempo libre porque te cae el
trabajo como epidemia. Feo es que hace. Yo por eso estaba bien en el PRI allá
en Juchitán. Nomás cobraba y no iba. Feo ese Ulises que mira la desgracia en
que nos puso. ¿Y ora? Pues trabajar. Y entre uno y otro el tiempo vuela y feo
es que se pasa. Nomás cierras el ojo y de repente ya no sabes dónde se escondió
el sol que ya se acabó el día. Y así pasa y pasa la ciruelapasa. Pero ya ando
de regreso comadre y agárrate que vengo cargada. ¡Ja! Ni que fuera… nada,
comadre, olvida. Ando jariosa. Bueno, la cosa es que te debo harta carta, así que
ponte atenta y para tu ojo que no tu oreja porque este chisme no es contado
sino escrito.
Pues vieras de ver que vino
visitarme la Viniza, exacto mero, ese muxhe que es mucho de mi agrado y
carcajada saca mi boca y aplauso pone mi mano cada que dice cosa. Ocurrente que
es. Pues muy que vino y yo como culta
soy, le dije: vinieras mujer que vamos ir ver obra de teatro. ¿A poco está acá
Marco Petri? Me dijo. Ignoranta que no sabe que teatro hay todos lados. Pues ya
que la logré convencer de ir y muy que aceptó porque le dije que siempre hay
actores guapos un poco descuidados de la moral, y la otra puerca como es, que
se pone agua de olor, que se cambia la rabona y muy que me la llevé ese teatro
Benito Juárez y lo que fuimos de ver fue
UNPLUGGED. En la obscuridad, su
nombre.
La obra es presentada por el
Sistema de teatros del DF y la Secretaría de Cultura Ciudad de México junto con
la Compañía Teatro Ciego. Ya antes tuvo temporada y para su realización fue
apoyada por el INBA, CONACULTA y la Secretaría de Educación Pública.
Obra escrita mero fue por paisano
dramaturgo de Oaxaca que Paco Reyes se llama su nombre. Sí, nana vida, hay gente de
Oaxaca que escribe, vas pensar que no. Si estamos prietos allá pero le sabemos
al silabario. Si no, mira ese Benito Juárez que en su honor inventaron la
primavera para conmemorar su cumpleaños. Pues este paisano Paco Reyes sabe eso
de la letra, hace tiempo me enteré que empezó fuerte en la dramaturgia con la Royal Court, y la f,l,m, finalista del Mancebo y ¡pum! de a
pronto se desapareció. Ora anda sabe por dónde y escribió este obra para la
Compañía de teatro ciego que dirige Juan Carlos Saavedra. Éste segundo proyecto
es que hacen juntos que ya antes fue un primero. Y primero fue De sueños rotos mismo del que ya te
conté en otro carta; ése donde salía el cieguito que nadie se daba cuenta de
que es cieguito y la otra chica que sorda tiene su oreja y no escucha sonido.
Pues ora hicieron nuevo proyecto pero ya con puro cieguito y cosa va ser que
mero en la oscuridá es que es. Apagan su foco para no gastar luz y no pagar
renta del teatro, creo. Yo creo que por ese relajo que traían acá Ciudad de
México con ese Luz y Fuerza del Centro. Para colmo la Viniza que cuando supo
que apagaban la luz, colmilluda que es agarró y se sentó junto a uno que actor
parece porque iba despeinado, con su teni, su pans y su mochila negra vieja. Y
guapo que estaba con su barba descuidada. Cabrona la Viniza que a luego agarró
silla a su lado. Que me voltea a ver y que me guiña el ojo.
Pero te paso contar lo que mi ojo de mí fue testigo. Bueno, mi oreja porque mi ojo nomás no vio.
La obra trata de dos individuos
que son una especie de pareja: una prostituta gorda y un hombre con
mamitis. Ambos habitan una casa que está completamente en oscuridá y no porque
no pagaron la luz ni porque se descompuso diablito. Cuando la madre del hombre se murió dejó todo sumergido en
la penumbra y ora sus murmullos se quedaron en la casa y la recorren como
hormigas. Mismo como la sacristía de Juchitán que en la noche se oyen voces y
unos dicen que penan, otros dicen que rezan, y los que sabemos decimos que es
el sacristán que le cobra los apoyos a las paisanas ya sabemos de qué formas. Bueno,
sigo con la obra. También hay dos gatos que eran las mascotas de la madre y
huyeron a la azotea desde donde lo ven todo, incluido a este matrimonio que
secuestra niños porque al hombre le gusta abrazarlos hasta romperlos, nomás
porque le parecen frágiles y le gusta ver cómo se le rompen en los brazos.
Aparte que dicen en programa de mano que esta pareja no se puede expresar lo
que de verdad sienten. Sólo se escucha el pensamiento de la mujer que habla de
vez en vez.
Como te decía, la obra pasa
completamente con la luz apagada. Llegas al teatro, te forman y te pasan a
sentar. Además no te sientas en las butacas sino en el foro, casi que dentro de
la casa donde ocurre la historia. Ya que sentado estás, sale Miguel Romero que
el productor es que es y te dice que apagues tu celular porque cualquier luz
echa a perder la función. Mamón que es, le dije yo a la Viniza. La Viniza a
luego que puso su teléfono en vibrador y lo guardó su enagua y se puso a cantar
ese canción de “llama por favor…”. Risa sacó nuestras bocas y que voltean unos
públicos a vernos. Ya nos callamos y apagué mi Alcatel, no les fuera echar
perder la función. Pero vieras de ver que sí, verdad es que era que la luz
interrumpe la obra, porque cuando ya acostumbraste tu ojo a no ver, cualquier
lucecita distrae o molesta. Verdad su boca. Pues ya que apagaron la luz y ahí
nos tienen en la penumbra. Yo con el miedo de sentir una mano tocándome en
cualquier momento y no fuera ser la de la Viniza que se equivocó de lado derecho y en lugar de meterle mano al otro se confundió conmigo. Pero vamos ya a la obra.
Cosa pasa con el texto que al no
haber luz, todo queda en la palabra y en eso el texto funciona, porque todo lo
vas recreando en tu cabeza con tu imaginación y vas construyendo las imágenes
que dicen los personajes. Aparte que como todo el tiempo hay trazo de actores y
van de acá para allá moviéndose como si sí hubiera luz, puedes recrearlo todo.
Lo bueno: la obra de Paco Reye justifica por sí misma la falta de luz y no te
queda la pregunta de “¿pero y por qué en la obscuridad?”. La historia es
relativamente sencilla, lineal, con buen nivel de lenguaje e imaginario y matiz
constante, con humor de ese sarcasmo que me gusta y momentos que pueden rayar
en lo melodramático o chorero, aunque en general se libra. La situación por sí
misma es oscura, los personajes son oscuros, el montaje es oscuro, el
dramaturgo está oscuro de su cuero. Todo queda, pues. Así como hay cuentos o
novelas negras, ésta puede ser una obra de teatro negro, por muchas cosas.
Acierto por parte de Paco Reye a decir del público.
Ora bien, en cuanto a la
dirección, piensa mi cabeza al compás de mi neurona que falta trabajo con los actores,
falta precisar cosas. La idea es muy buena y el público sale agradecido por
vivir una experiencia diferente en el teatro, donde no sólo vas a sentarte en
la butaca a ver gente hablar y moverse y fingir que te hablan y fingir que te
ven y fingir que son más inteligentes que tú porque hicieron algo que ellos
entienden y tú no. Independientemente de que no veas nada, el trabajo es muy
digerible mero como mi garnacha. Ora bien, no podemos hablar de una estética o
plástica en el montaje porque simplemente no vez nada, sin embargo todo lo
puedes construir tú con el texto, con los sonidos, con los olores presentes en
el escenario. Para colmo vez que puerca es que soy y a luego dicen cosas y pasan cosas que yo volaba con mi mente y bueno fue que no había luz porque así no me vieron le rubor. Y como no me dejaron ver nada, de puro castigo hablaré primero de los actores y
después de mis conclusiones sobre la dirección.
El elenco lo hacen tres actores
ciegos que son su nombre Érika Bernal, Jesús Rodríguez y Marco Antonio
Martínez. Los tres: muy bien. Clap clap clap hizo mi mano a su trabajo, bonito
que les quedó. Será porque son ciegos y tienen ventaja por su realidá porque
fluyen en la oscuridad sin ningún problema. Pez en el agua. Sólo Marco Antonio
Martínez tiene el problema de ser cuenta cuentos y se nota por su forma de
decir los textos, demasiadas inflexiones de voz que no crean personaje sino son
una forma “buena onda” de decir textos, aunque cuando se le olvida que es
cuenta cuentos y se sube al tren de Jesús mero como panameño en el istmo que se
sube a la bestia, logra cosas muy buenas. Pero Érika y Jesús se llevan la obra.
Aunque los tres están bastante bien, muy buen trabajo. Y a ellos se suman
cuatro actores de esos llamados “normales”. Ora resulta que hay actores
normales. Hazme el chingado favor. Bueno, la cosa es que son cuatro (cinco) actores
que pueden ver con su ojo. En pláticas íntimas con el director, me contaba que entraron
para dar apoyo a los ciegos porque los ciegos propiamente no son actores, sin
embargo, fue un grave riesgo porque los ciegos se comieron a los “normales”
evidenciando problemas en la actuación de los que sí ven. Pienso yo con mi
cabeza (que jodida es), que los actores que ven están acostumbrados a resolver
con el cuerpo, con la cara, con la presencia lo que a veces no tienen con la
voz. Y acá no tienen de otra más que quedarse con la voz y dejar en ella todo
lo que deberían dar con el cuerpo y la cara y etc. Y les jugó en contra. Voy
por partes con cada uno de ellos.
El estelar lo lleva Anabel
Saavedra, quien hace a la prostituta gorda. Y para gorda le faltan muchos
kilos. No sólo porque la actriz esté flaquita, sino porque la obra habla de un
personaje obeso, al que le pesa el cuerpo, le pesa su historia, le pesa la vida. Mero como tú, comadre, que saliste generosa del pellejo. Pero lo que se oye es una mujer que baila por el espacio, que anda a la buena
onda, incluso podría decirse que es hasta optimista y pues no amacha con lo que
se oye que dice. Momentos muy buenos que se terminan diluyendo en el total. Después está Daniela Arroio, quien hace al pensamiento de la
prostituta. El problema es que en lugar de parecer el pensamiento, parece otro
personaje. Incluso la forma en que interactúan, se hablan por momentos en
segunda persona, están en tonos diferentes y desde el trazo mismo de pronto una
anda por un lado y la otra por otro y en lugar de parecer una mujer con su
pensamiento, parecen dos mujeres en la casa; aunque en el monólogo final del
pensamiento, Daniela logra unos matices muy bonitos, que se verían remarcados
si se quedara quieta y se le diera foco a lo que dice, pero baila por el
espacio más que un trompo y encima le meten ruidos extras a lo que dice. El
hombre lo hace Salvador Jiménez y es el que más débil queda en el montaje.
Parece que está haciendo lectura dramatizada. Saca y saca y saca textos pero no
se siente un personaje construido, no se siente relación entre lo que dice y
cómo lo dice. Mi cabeza piensa que tal vez el actor es joven para este tipo de
personajes, porque así se siente, parece un chavo buena onda diciendo textos,
sin matices, planito como el pechito de Gloria la hija de la Mariana… y al no
entender lo que está diciendo a luego se pone a impostar la voz o le da por el
grito, pero sin mucho contenido. Aparte que no entiendo por qué dicen que la
pareja no se puede decir lo que sienten si el hombre lo dice todo todo el tiempo sin
ningún tapujo. Feo que engañan. Y la cuarta es Susana Romero que hace el papel
de la madre, la cual ya está muerta y su hijo la disecó para dejarla en casa
sentada en la mecedora. Buen trabajo de Susana, con matices sí que sí. De
pronto un poco subida de tono, de pronto un poco recitativa, pero es a mi
juicio muy de mí la que más le dio al clavo por parte de los actores “normovisuales”, aparte que muy bonita su pronunciación, clarito que se le entiende. Y te decía que cinco porque también está Luz María Meza quien no sale en la obra pero es la voz de la
radio y muy bien. Bonito su voz, su dicción, su prosodia. Prosodia, dije, no
vayas a pensar que es mala palabra. Investiga, nana vida, xha mamá.
Ora te decía que dejo al director
al final porque creo en un solo dios padre todo poderoso creador del cielo y de
la tierra, que varios de los problemas que salen a la luz en esa oscuridad
tienen que ver con la dirección. Falta unificar a los actores. Si la idea era
que los “normales” ayudaran a los ciegos, lo que debería ser es que los ciegos
ayuden a los normales, porque así está la evidencia. A luego se ve el palo que
tiene iguana. Ora lo que no termino de entender es por qué esa necesidad de
andar queriendo dar foco para todos lados. Que aunque no se ve al actor o a la
actriz volteando hacia donde estás tú para que lo escuches, se nota en el
sonido, se nota que están volteando hacia donde estás sentado sólo para darte
foco, pero se la pasan dando foco hacia todos lados y no hace falta verlos para
darse cuenta. Y ya lo dijo Juan Gabriel: pero qué necesidad. También hay
acciones que uno se pregunta nomás eso para qué. Por ejemplo, se escucha al
inicio que la prostituta está barriendo… ¿para? Está todo oscuro, ni quien vea
si el piso está sucio o no. Y tal vez peco de floja o de realismo, pero hacia
allá nos están llevando con el tono que le dan a la obra y entonces con la vara
que me dieron, los mido. Y así como ésa, también hay acciones que son demasiado
estridentes. Y si como en el texto dicen: “el sexo con la luz prendida es
pornografía”, esas acciones resultan pasando a ser pornografía. Como lo que
viene siendo la acción sexual de la pareja, que en lugar de ir hacia la
oscuridá, va hacia la luz con tanto gemido, nalgada e insultos. Más el vómito
del hombre que ya a la cuarta vez que vomita quieres patearlo. Hay textos que se
enciman y otros a los que les falta darles su tiempo y que los dicen en chinga. Un falso final con el siguiente final no logrado. Y raro es que fueran inconstantes en las presentaciones, ora les iba muy bien y al otro día sabe dios qué les pasaba. Sin embargo, a pesar de lo dicho, la idea del
montaje es muy atractiva por sí misma. La gente, a pesar de los problemas que
ya dije con mi dedo picándole la costilla al teclado, sale muy agradecida y
emocionada. Lo que es de verdad admirable, es el sistema creado para poder llevar la obra en la oscuridá y que los actores puedan moverse como pez en el agua además de los usos del espacio.
Ora bien, leí por ahí que esta
Compañía de Teatro Ciego es la primera en México, pero yo recuerdo otro trabajo
que vi mero en Oaxaca con actores ciegos de Puebla, si no mal recuerda mi
cabeza que era sobre un circo, creo se llamaba la obra La casa de los deseos. Y ésa sí que era estridente.
El equipo lo completan Tenzing
Ortega como asesor escenográfico (que consiste mero la escenografía en puertas
que la gente ve al inicio y unas marcas en el piso que después ayudan a ir
creando los espacios sin perderte mucho en tu propia imaginación pacheca) y en
la iluminación (¡que nomás puso un foco! jojojo). Leonardo Soqui en la asesoría sonora
y musical (que tiene canciones que llevan a estación de radio tipo “el
fonógrafo”; lo único que le mal critico es un momento donde el pensamiento de
la prostituta habla y le ponen un fondo musical como de Coldplay que es muy efectista
y chafón). Socorro González en la asistencia técnica. Gabriel Martínez en el
movimiento escénico para actores ciegos (que a él es al que peor le va porque
ora sí que su trabajo es el que menos se ve, jiar jiar jiar. ¡Porque la obra es
en la oscuridá, nana vida! Pero hasta donde sé él les da clases a los ciegos todos los sábados). Juan Carlos Saenz en la asistencia general, Sandra Narváez en las relaciones públicas y Miguel Romero en la producción ejecutiva.
Lo que concluye mi cabeza: una
buena idea de proyecto que sigue con la línea de la Compañía de Teatro Ciego de
crear puentes de inclusión entre las personas discapacitadas y las llamadas “normales”,
así como generar toda una experiencia en el hecho teatral que saca al público
de ser un simple espectador. Ora bien, me disculpo por eso de llamar a las
personas “normales”, porque para normales nomás las de los maestros y ya vez
cómo están, xha mamá. Una experiencia que vale la pena por salir de lo común y
por la propuesta en sí misma pero con varios problemas en la realización. Un
texto oscuro y sencillo, que no simple. Actores que les falta construir
personajes y entender lo que están diciendo y unos ciegos que demuestran de lo que están hechos dándoles un baile a
los actores profesionales. Público que sale movido por la obra y por la
experiencia. Ora bien, recuerda lo que te dije que es oscura, si quieres ir para que te diviertan o te digan cosas bonitas, mejor piénsalo, madre. Acá vas a tener una experiencia humana, desde mi visión de mí. Que aunque me apagaron la luz, vi eso.
Lo malo es que ya acabaron
temporada, nana vida. Nosotras fuimos penúltima función. Pero vieras de estar pendiente que van a hacer tercera temporada pero aún no confirman cuando. Vieras de ir para que vayas
no ver, sino oír.
Y pues así con este obra, nana
vida corazón. Y para colmo, la peor de todas fue la Viniza. Chingada vieja,
nunca se enteró de que apagaron la luz. Dice que ella vio toda la obra, tanto
entrenamiento en cuarto oscuro que ya tiene la pupila como de murciélago. Y los
colmillos también. Pero contenta salió. Ora hasta resulta que se quedó de ver
mañana con el actor despeinado y barbón. Ora vieras de ver que estoy pensando
que los gemidos y las nalgadas que me parecieron estridentes no eran de la obra
sino de la Viniza, porque ese muxhe es muy de ésas. Ya vez cuando se fue de
voluntaria a ayudar a los migrantes según ella, que de pronto se escuchó puro
grito y pensaron que los Zetas andaban secuestrando centroamericanos y nada,
era la Viniza que bien trepada estaba en un negro de Belice.
Bueno, madre, te dejo descansar
que yo ya me voy a ver la novela porque necesito algo que me saque de la realidá. Estate pendiente que ya pronto te traigo
carta de otras tres obra que ya fui ver. Yo me voy tomar cartona que ya entró
la primavera y la calor, madre, la calor.
Siempre tuya y del mundo.
Tu comadre: La Teca.
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