Dirección: Santiago Manuel
Codirección y coreografía: Andrea Peláez
¡Madre de mi vida y de mi corazón!
Jesús, comadre, ya me di cuenta que cada
que escribo carta es para disculparme porque harto tiempo que ha pasado ya y
nada que ni un pedo me echo para que sepas que viva sigo. Pero es que vieras de
ver que ora sí tengo excusa y te voy a contar por qué es que fue.
Pues verás que viajé en el tiempo. Mero
como lee tu ojo. Tomé pesera a San Ángel y mero que pasé por lo que viene
siendo el Centro Cultural Helénico y había teatro, limpié mi chancleta, arreglé
mi rabona y puse saliva mi pelo, ves que coqueta es que soy, y muy que hice
fila para comprar mi tikete. Tikete mero se dice. Y ya que entré mero es que
fui viendo obra que su nombre que puso el cura en la pila bautismal es
Arizona. Experimento circense postnuclear.
Así mero como está de mamón el nombre es
que está la obra. Pero te voy contar poco a poco. Presentan este trabajo lo que
viene siendo el Cirko de mente, que es una compañía de circo contemporáneo que
radica en el DF y que vieras que ha viajado por acá y por allá (menos Juchitán,
allá sí que no han ido) y que harto renombre que tienen, festival acá, festival
allá y así y asá. Pues que ahora montaron este obra que dirigida es por
Santiago Manuel con codirección y coreografía de Andrea Peláez. Dicen que obra
ocurre en 3089 DC y tras la 23ª guerra mundial. La única productora que ha
quedado con vida decide crear el espectáculo más raro y extravagante de la
historia (como si después de 23 guerras mundiales todavía hubiera algo más raro
y extravagante), y para ello organiza una audición televisiva a la que van los seres
más freaks de todos los mundos y planetas para formar el elenco. Y entonces se
crea la Compañía Nacional de Teatro y ya, se acabó la obra. Jiar jiar jiar, qué
cotorra que soy. Ando desatada. Pues bueno, eso dice el programa de mano que es
la obra, además de “una crítica ácida, cómica y punzante a la industria del
entretenimiento”. Eso mero es que dice que es.
Y ora vengo yo a decir lo que la obra
creo que es. De entrada, sopa de fideo, consomé o crema de calabaza. Voy
confesar que a mí cuando me dan algo categórico, luego luego lo pongo en duda.
Por ejemplo, cuando me dicen que es una crítica ácida, cómica y punzante… pos
yo veo el trabajo y lo juzgo según mis referentes y pues no, me quedan más
cortos que los shorsitos que usa la Zulema en el ojo de agua. Para crítica, le
falta. Para ácida, que le echen limón y puede. Cómica, está cotorra. Punzante…
punza más mi dedo cuando me lo machuco, xha mamá. Y cuando me dicen que son los
seres más freaks del mundo mundial y del universo sideral… se nota que los del
grupo nunca han ido al museo del Chopo un fin de semana o a una marcha del
orgullo LGBTTTTTWXYZ. Se ve más freak el Juanjo después de que le pongo una
chinga con sandalia mojada. No me cumplen lo que prometen y ora voy de nuevo, a
atacar como la ola. Como una ola, tu amor entró a mi vida… como una ola de
fuerza desmedida… de espuma blanca y rumor de caracolas…
Lo que a mi cabeza que es inquieta le
dio por pensar es que lo que vi es como estas obras resultado de taller, donde
alguien abre su taller, a los que van muy emocionados les preguntan para qué
son buenos y ya que dijeron para qué, los ponen a hacer eso para lo que dicen
que son buenos y el que da el taller nomás les da unas cuantas indicaciones,
entre todos sacan ocurrencias de cómo pueden hacer que lo que todos saben hacer
pueda entrar en un solo formato y siempre se les ocurren cosas bien locas
porque siempre quieren demostrar que son geniales y originales y los más raros
del mundo y como no encuentran nada que haga sentido, pues alguien dice: “yo
tengo un amigo que es vestida y es muy bueno” y ya, cierran el trabajo y lo
presentan. Tan – tán.
¿Cómo es el mundo que vestidas hay en
todos lados para salvar el día, no amistad? Dios nos las cuide y las mantenga
allá en Juchitán que divertidas es que son y buenas para el bordado. Y para
otras cosas también, dicen los muchachos por las noches en el pueblo.
Bueno, sigo. Pues la impresión que me
dio fue esa, que pusieron un poco de todo, ocurrencias que no generan sentido
ni se justifican, buscaron una forma de amarrarlo y para que hubiera un hilo
conductor, invitaron a alguien que cumpliera con esa función, fuera cotorro, ácido
y crítico: César Enriquez. César es cabaretero de trayectoria y aunque joven
que son su cuero y él, ha sabido colocarse rápidamente y mantenerse por la
calidad de su trabajo. Creo yo que lo que vale la pena de la obra, es él. Le da
aire al espectáculo, lo vuelve divertido y es lo que uno extraña mientras están
los malabares. Su personaje es una cosa rara como aquella vestida guatemalteca
que venía trepada en la Bestia con sus cinco metro de tela de La Parisina
porque decía que era Priscila la reina del desierto. Todavía me acuerdo cuando
los zetas la bajaron a chingadazos y se la llevaron. Pobre de ella. ¿Qué habrá
sido? ¿Habrá logrado su sueño? Pues bueno, con esto de las vestidas, César es
lo que vale la pena de la obra. Los malabares que presentan son como los que
ves en Coyoacán o en algunos cruceros. Y la verdad es que luego en los cruceros
ves cosas más asombrosas.
Pues total que de la obra nunca entendí
el formato, los personajes, el vestuario, el contenido, la forma de articular
el todo, la crítica que prometieron… nomás encontré presunción en lo dicho en el programa de mano y ya. No
sé quiénes eran los otros que estuvieron en la obra porque no viene su nombre,
sólo que tienen de freaks lo que yo de flaca y discreta.
El vestuario queda mucho a desear, se ve
barato, improvisado… Al personaje de César le hacen como cuatro cambios de
vestuario pero que igual, se ve un vestuario mal hecho, baratón. Mejor con lo
de cuatro hubieran hecho uno solo que valiera la pena. O nos lo trajeran,
amistad, que ya ves tan guapa que dejamos a Siorama I, reina de la vela del
amor y la amistad. Siorama I… como si fuera a haber Siorama II. Pinche nombre
feo como este juanete que salió mi dedo y feo el dolor me chinga. Pero ya lo
regañé, madre, ya lo regañé para ver si le da vergüenza y se larga.
Y pues así con este obra que vi del
circo del sol. Y te decía que tiempo que no venía porque me llevaron hasta el año
3089 y regresar de allá, madre… Para colmo no llevé suelto y me tuve que
regresar caminando. ¡Pues juanete es que de ahí salió! Y pues en lo que volví
de ese año es que apenas voy regresando y te escribo. Tengo mucha carta
pendiente, xha mamá. Ya te las iré enviando porque me están exigiendo unas.
¡Pues estos! No dan ni cortesía para ir a verlos y a fuerza quieren carta,
vieras de ver. Bueno, uno sí, nomás una amistad que ya me invitó a ver su obra, así da
gusto. Pero los demás nomás te dicen: Teca, vi que fuiste a ver mi obra,
cuándo va a salir la carta. Y yo con mi carota nomás respondiendo para adentro:
cuando me hayas invitado y dado cortesía, te pones exigente, pero si no, no
chingues que yo soy de la COSEI y juchiteca, xha mamá. Y sonrío amable y
sacamos selfie.
Por cierto, que esta obra ya terminó su temporada y no sé si volverán a presentar, así que esta carta viene siendo, como se dice, póstuma.
Por cierto, que esta obra ya terminó su temporada y no sé si volverán a presentar, así que esta carta viene siendo, como se dice, póstuma.
Ya me voy que voy poner mi pie en agua
de sal, amistad, que se ablande este juanete y se vaya. Estate pendiente que
pronto te escribo de nuevo que mucha cosa he visto estos días que venía de
regreso a casa desde el 3089.
Temando beso tronado en tu cachetote.
Tu comadre: La Teca
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