LITORAL


De: Wajdi Mouawad
Dir: Hugo Arrevillaga Serrano

¡Divinos San Vicende y San Blas! ¡Ánimas benditas del purgatorio!

Comadre de mi vida y de mi amor. Vieras que ora que por fin agarré sosiego y me puedo dar un tiempo para respirar, mero me voy poner al día porque ya te debo más cartas que números de la tanda. Y como para pagar no tengo, cuandi menos que te mande las cartas que debidas tengo. Deudas largas y amistades cortas. Pero como tú y yo casi que nacimos juntas y juntas hemos visto cómo la humanidad evolucionó desde un changuito, ya nos perdonamos hasta lo que dios no perdona.

Pues voy con la siguiente carta que vi de un obra que ansia tenía mi ojo por ver y que su nombre es

Litoral

Obra presentada es por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México a través de su Sistema de Teatros, el Foro Shakespeare y Tapioca Inn. Texto mero es de Wajdi Mouawad, dramaturgo franco-libanés (osea mitad de uno y mitad de otro, campechaneado) y dirección de Hugo Arrevillaga Serrano (mexicano, nomás), seguramente los recordarás de películas como…. ninguna, que hacen teatro y a ellos les debemos tal vez la obra más representativa de los últimos años para la escena mexicana: Incendios.

Incendios fue una bomba para el teatro y para la cabeza y sus ojos suyos del público. Nomás para intentar entrar a ver había fila más larga que cuando regalan café con pan afuera de misa. A luego lágrima sacaba del ojo el verla. Una historia profunda, entrañable, compleja, personajes súper humanos, actuaciones entregadas y contenidas, con una plástica específica y vaya… qué te puedo decir… un trabajo perfecto, redondo, mero como mi corporalidad. Por mucho tiempo se seguirá hablando de esa obra. Casi tan buena como mis garnachas, nana vida, divinos San Vicende y San Blas.

Pues vieras de ver que Incendios pertenece a una tetralogía a la que también pertenece Litoral. ¿Ah? ¿Cosa es tetralogía? Tetralogía es cuatro obras juntas nomás porque el autor dice, madre, lo que tú estás pensando es tetrapack. Pues del mismo autor y del mismo director de Incendios es que es la obra y vámonos directo como autobús de primera que me ramié el pie y ya tengo ganas de poner chancleta para ir a dar la vuelta.

Voy contar, abre ojo y para oreja. Creo yo con mi entendedera que uno de los problemas es meramente la obra anterior: Incendios, tanto autor como director dejaron estándares muy altos. Antes de Incendios, Hugo Arrevillaga había montado obras de Wajdi (Wajdi nomás le voy decir no por igualada sino porque su nombre está muy raro, ya ni en zapoteco) y después de Incendios se dedicó a montar y remontar las obras completas de Wajdi, creo, porque no se le veía ningún otro trabajo que no fuera de Wajdi, hasta hace poco que recobró la razón y regresó al buen camino, jiar jiar jiar. Pues ante los estándares de Incendios, Litoral se queda corta.

La obra, que en realidad parecieran dos, trata de un joven al que se le muere el padre y entonces debe emprender un viaje de regreso a la tierra del padre a través del cual lo va conociendo y va conociéndose. El texto, aunque potente, poético, divertido, complejo… no logra la calidad de Incendios, nana vida. Y una quisiera ver el texto a partir del puro texto, pero Incendios dejó tal marca que al menos a mí no me es posible separarlos. Lo siento, xha mamá. Yo ya no supero otro divorcio.

La primera parte trata sobre este joven y sus dinámicas hasta el momento de enterarse que su padre ha muerto, Santa María, ruega por él. Es divertida, poética y con una propuesta de juego escénico efectiva, donde el cuerpo de actores se turnan los diferentes roles que giran alrededor de este joven y su particular forma de enfrentar la vida, ora son uno, ora son otro. La segunda parte trata sobre el regreso a la tierra del padre junto con él, donde lo va conociendo y va conociéndose. Para mí, la garnacha sin col no es garnacha y el gran problema es que la primera parte y la segunda son distintas en su naturaleza. La segunda es la entrada al infierno y el recorrido por el mismo acompañado de Virgilio, el viaje de Ulises a Itaca o ya en términos mexicanos, el viaje a Comala para conocer a Pedro Páramo. Los personajes que va conociendo este chico en la segunda parte distan mucho de los personajes de la primera y el punto es que, en el montaje, la primera y la segunda parte fueron cortadas con la misma tijera, lo que en lugar de generar un mundo genera dos obras diferentes en la misma. Algo así como que en tu mismo plato te sirvan al mimo tiempo el mole y la sopa de verduras. Agrura va salir tu gañote. Luego nomás por eso una necesita una cartona para bajarse la acidez. O una coca para erutar y te haga provecho. No hay de otra, tú bien sabes.

Yo a gusto personal creo que la segunda parte es más de mi gusto, ya vez que soy oscura, profunda, rara y poética, jiar jiar jiar. Pero como que no le terminé de agarrar la natura a la segunda parte y creo que en lugar de irse a lo profundo y complejo se fueron hacia lo bonito y sentimental, y entonces me sacó de mi ser oscura, profunda y rara para quedar en lo poético sentimentaloso. Ni hablar, divina Cleta.

El trabajo actoral en general es bueno y mero paso ya decir quiénes son que salen este vez. El estelar lo lleva Guillermo Villegas, quien es el hijo. Su propuesta actoral determina mucho la naturaleza de la primera parte y es gran contraste con la naturaleza de la segunda, lo cual está bueno pero como la segunda la tratan igual que en la primera, termina diluyéndose en la segunda parte, y aunque es bueno esto de parecer no pertenecer a ese mundo, no se siente que eso esté definido, ora sí que no se le siente el litoral. El padre lo hace Tomás Rojas, y yo personalmente no le terminé de encontrar la propuesta. No acaba de explotar o definir muy a mi juicio jodido, lo hace como... bonito. Pedro Mira lleva otra parte de los personajes y uno de los principales y a muy yo, de pronto lo siento corto, como que no se atreve a llegar o no acaba de explotar y no tanto por una contención necesitada, sobre todo en uno de los personajes. Aunque yo ese Pedro Mira le perdono todo, me lo llevo a casa y lo saco de trabajar y que coma diario garnacha. Chulo es que está. Nomás porque me recuerda ese chingado wero del que ya te conté antes anterior. Rebeca Trejo, Alejandra Chacón, Miguel Romero, Adrián Vásquez y Sonia Franco terminan el cuerpo de actores y van desarrollando diferentes roles, ora son de canela, ora son glaseados. En general, su trabajo es bueno aunque un poco disparejo. O no sé si es porque de pronto son unos personajes y de pronto son otros y eso me deja impresión que te dije, pero no siento la misma calidad en todos los personajes y en todos los actores, destacando más el trabajo de unos que de otros. Curioso es porque muchos de ellos están en otras de las obras del tetrapack, entonces le conocen el modo al director y al dramaturgo y creo que es donde no me cuadra que no se termine de cerrar la propuesta. Ansina mero es que son como las chicas Almodóvar de Hugo Arrevillaga que los trae de acá para allá. Y Pedro Mira es Victoria Abril.

La propuesta escénica en escenografía y utilería es de Auda Caraza y Atenea Chávez. La construyeron Jesús Hernández Palma y Elías Cortés Luna. Me recuerda mucho a la de Incendios, lo que está bueno porque da sentido a esto de la tetralogía, pero creo con mi entendedera que jodida es, que le falta peso para ser por sí misma “Litoral” y no “la que recuerda a Incendios”. A parte que en toda la primera parte por más que no quería me sentía en Central Abasto con tanto huacal amontonado, y en lugar de generarme un mundo me generaba ruido. Nomás estaba esperando que pasara alguien con un diablito y una gorda como yo con su bolsa de verdura o una paisana vendiendo totopo. Ves que paisana hay en todos lados que cuando llegaron los astronautas a la luna, abrieron su nave y estaba una meña gritando: ¡Totopo, wero! ¡Totopo, wero!

La iluminación es de Roberto Paredes y acompaña bien el trabajo aunque bien podría ser más juguetona. El diseño de vestuario es de Lisette Barrios y la realización de Carmita Soria y Uniformes Naval. Muy “uniforme” en la propuesta. La ilustración fue de Manuel Monroy y el diseño gráfico de Miguel Durán. La producción ejecutiva de Rebeca Trejo con asistencia de producción de Yannin Heredia y asistencia de dirección de Anabel Caballero.

Y pues en resumen. Una obra que no llega al estándar puesto por Incendios, más cuando el equipo en general se repite. No logra cuajar del todo, parecen dos obras diferentes en una y queda una sensación de que la bomba no explotó, como que el litoral se diluyó al formarse. Sí, el trabajo es bueno pero… Y pues ya cuando te queda un pero pues ya.

Así esto de la vida, nana vida corazón. Será porque ya va más del medio año y ya veo a lo lejos la cantidad de encargos que me van a hacer para el grito, muertos, las posadas, navidad, año nuevo y demás que ya no me calienta ni el sol y a todo le pongo pero. Hablando de que te caliente el sol, ya me acordé que yo quería ir pasear mi chancleta. Lástima que ya regresaron los niños a clases y ya se dejó regresar la gente al DF. Bonito vieras que estaba acá. Podías salir caminar, ver la ciudad, disfrutarla. Ora ya de nuevo tráfico, ruido, gente, niños llorando. Voy ir hablar seriamente con ese Mancera que no me tiene nada contenta. Como ya se manda solo, dice.

Te dejo, comadre para que hagas tus quehaceres, ya si te quedas picada te vienes a mi casa a hacer los míos que ese flojo del Juancho nomás se la pasa acostado en sillón porque dice que es nini. Pero vas ver si no de un buen jalón de orejas le saco lo nini.

Te mando beso tronado en tu cachete derecho, que el izquierdo ya te mandé beso carta pasada.


Tu comadre: La Teca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario